Su hijo mediano ha heredado su pasión por los loros, así que cuando vi un
patrón de Alan Dart, no me lo pensé dos veces y lo tejí. El color favorito de
mi sobri es el rojo, así que mantuve los colores de patrón.
El loro lleva en su interior pajitas (sí, pajitas de las de
beber) que le permiten mantenerse “de pie”, aunque he decir que se mantiene el
primer día, antes de que lo vea el niño, porque después de tanto achuchón y
tanto vuelo por los aires, es difícil de mantener…pero ¡para qué están los muñecos si no es para jugar con ellos!
Se diferencia con Jason, el loro que os enseñé aquí en que este es un loro pirata, así
que se ajusta un poco más al carácter de mi sobrino, un “cacho de pan” pero
bastante pícaro. ¿A vosotros, cuál os gusta más: el loro tropical o el loro
pirata?